Calleja

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Hablar de la historia de Casa Calleja es remontarse a tiempos duros, de necesidad, en el periodo de entreguerras en Europa, y en los albores de la Guerra Civil española.
Si bien, Calleja llevaba funcionando como tienda de venta, alquiler y reparación de bicicletas desde 1921, Casa Calleja surge como tal y bajo ese nombre definitivo en los años treinta, concretamente en 1935. Jamás hubiera imaginado su fundador haber llegado tan lejos y perdurado tantos años cuando, montado en su bicicleta con apenas 12 años, repartía paquetes por el Madrid de los años 30. A pesar de las duras vicisitudes de ese convulso tiempo, Casa Calleja tiene el orgullo de haber conservado intacta la Licencia de Apertura de su tienda concedida por el Ayuntamiento de Madrid de la II República, con fecha 5 de Marzo de 1935.
A diferencia de otras tiendas y empresas que presumen de lo mismo sin ser cierto, nosotros seguimos siendo una empresa familiar que no ha cambiado desde 1935.
Y lo podemos probar, además de ser nuestro mayor orgullo.
D. Jesús Redondo Calleja empezó a trabajar en 1944 (a la edad de 12 años) como ayudante en un alquiler de bicicletas sito en la C/Embajadores nº 63, propiedad de su tío. En aquellos días el medio de locomoción más habitual era la bicicleta.
Allí alquilaban, vendían y reparaban bicicletas llegando, incluso, a montar ellos mismos algunas más especiales (bicicletas para profesionales).
Durante todos aquellos años, el local hacia las veces de tienda y de vivienda. La parte con fachada a la calle era utilizada como tienda, cuyos mostradores y estanterías eran íntegramente de madera, mientras que la trastienda se utilizaba como vivienda.
Casa Calleja incorpora a la actividad de la empresa el recambio de motocicletas. En estos años parte del recambio se fabrica en Madrid (Isso, Roa, Rondine, Iresa). Finalmente Casa Calleja abandona el recambio de bicicleta para dedicarse plenamente a la motocicleta.
A pesar de todos los cambios y mejoras realizados para adaptarnos a las necesidades de nuestros clientes, Casa Calleja nunca ha dejado de ser una empresa familiar, pero eso no ha sido obstáculo para que hayamos modernizado nuestras instalaciones y métodos de trabajo constantemente para dar la mayor satisfacción y el mejor servicio posible a nuestros clientes.

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